¡¡¡"Esto es la guerra..."!!!

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados. GROUCHO MARX

domingo, 30 de agosto de 2009

Dos articulos de Roberto


¿Para quién ha pasado lo peor de la crisis, señor presidente?
Un presidente de Gobierno que proclamó el fin próximo de ETA un día antes de que los terroristas hiciesen saltar por los aires parte de la T4 de Madrid debería ya saber que su fuerte no son las habilidades predictivas. Sin embargo, Zapatero ha descubierto un método infalible para manipular a la ciudadanía con sus predicciones sobre el fin de esta crisis económica que, con la ayuda inestimable de su errática política, ha puesto el país patas arriba. La cosa consiste en afirmar todos los meses que «lo peor de la crisis ha pasado» con la seguridad de que, por fuerza, tal anuncio acabará un día por hacerse realidad. Ese será el momento en que el presidente nos dirá: «¿Lo veis?: teníamos razón», sin importarle un pito que cuando ocurra lleve mucho tiempo equivocándose o, según se mire, engañando a la opinión pública española.

En su rueda de prensa de anteayer, que abre el curso político 2009-2010, Zapatero repitió lo que ya anunció antes del verano, cuando insistió en lo que ya proclamaba en primavera: que «lo peor de la crisis ha pasado». Pero dado que los datos de crecimiento económico, paro, consumo, déficit público, exportaciones e inversión han empeorado en los últimos meses o solo han mejorado de forma estacional, nada hay que permita sostener con seriedad la optimista afirmación presidencial, que no pudiendo, por pura lógica, ser la consecuencia de un error, constituye, sin más, la manifestación de un burdo engaño.

Aquí lo apuntaba yo mismo no hace mucho: aquellos supuestos «brotes verdes» de la vicepresidenta Salgado han acabado por ser en realidad brotes verdes fritos por la crisis. ¿O es que ha pasado lo peor para los cientos de miles de parados que no tienen, ni van a tener -pues el déficit público ya no lo permite- ninguna cobertura para su angustiosa situación? ¿Ha pasado lo peor para los españoles que, tras el verano, perderán sus empleos, como acaba de reconocerlo sin tapujos el ministro de Trabajo? ¿Ha pasado lo peor para los pequeños comerciantes, que se siguen viendo obligados a cerrar ante la falta de repunte del consumo?

No, ni para ellos ni para otros muchos millones de españoles ha pasado lo peor: los que hemos visto, atónitos, cómo la situación empeoraba mientras Zapatero negaba que España hubiese entrado en recesión; los que hemos seguido observando, angustiados, cómo la economía se deterioraba día a día mientras un Gobierno paralizado empezaba a afirmar que lo peor ya había pasado; y los que contemplamos hoy, ya cabreados, cómo deberemos pagar más impuestos para tapar la ineficiencia de un presidente cuyo trabajo ha consistido mucho más en evitar que la crisis le afectara electoralmente que en superar sus devastadoras consecuencias.
La Voz de Galicia, 30.08.09
En Cataluña, a galope tendido hacia la II República
Vista la locura política que se ha instalado en Cataluña en los últimos días a cuenta de la futura sentencia del Tribunal Constitucional sobre su nuevo Estatuto no creo inoportuno hacer memoria. Y ello porque los excesos del catalanismo entre 1931 y 1936 contribuyeron, y mucho, al naufragio final de la II República española.

El 6 de octubre 1934, y en el ambiente de profunda crispación derivado de la victoria de la derecha en las elecciones de 1933, Companys proclamó solemnemente el Estado catalán. Su tentativa insurreccional no acabó con la República, pero debió convencer a muchos de que no podía ser viable un régimen donde alguien de la importancia del presidente de la Generalitat llegaba a romper las reglas de juego de una forma tan grave y tan flagrante.

Cuatro meses antes, y ante una sentencia del Tribunal Constitucional de aquella época que anulaba, por inconstitucional, una norma del Parlamento catalán (la ley de contratos de cultivo), la respuesta había sido también inconcebible en un Estado de derecho: la Cámara regional aprobó una ley idéntica a la que había sido anulada previamente.

Ese inaceptable desafío recuerda de lleno al que ahora proponen muchos dirigentes catalanes si el Tribunal Constitucional se atreve a cumplir con las funciones para las que fue creado con el aplauso de la mayoría de los que, descaradamente, hoy lo chantajean: declarar la inconstitucionalidad de lo que es en el Estatuto contrario a la Constitución a todas luces. Que hayan entrado en ese juego de absoluta deslealtad constitucional Carod y compañía era de esperar, pues resulta coherente con su trayectoria e ideología antisistema. Pero que dirigentes destacados del PSC y miembros del Gobierno de la Generalitat, empezando por su presidente, se muestren dispuestos a desobedecer los mandatos del Tribunal Constitucional y exijan a Zapatero que cumpla el Estatuto al margen de lo que aquel pueda decidir -lo que equivale a jalearlo para que incumpla una sentencia del supremo intérprete de la Constitución- rompe por la base con principios democráticos que hasta ahora nadie, salvo el PNV, había discutido y entra de lleno en ese comportamiento insurreccional que caracterizó al catalanismo en el pasado.

De este modo, una reforma estatutaria que empezó de la peor manera imaginable no podía tener un final más lamentable. Jugando a aprendiz de brujo, Zapatero prometió que con el nuevo Estatuto catalán se resolvería el problema territorial durante al menos medio siglo. La pura verdad es, sin embargo, que nunca, salvo durante el bienio negro de nuestra II República, las cosas habían llegado a plantearse del modo que ahora se presentan: como una insurrección frente a la Constitución
La Voz, 28.08.09

jueves, 20 de agosto de 2009

POBRIÑO,UN INGENUO.....



calendar('13 agosto 2009')
13ago2009
La evolución necesaria Ha pasado la primera oleada. Los hechos que han venido ocurriendo en nuestro partido han salido a la luz. Los afiliados y simpatizantes ya no tenemos una sola fuente de información, como la que hasta hace poco “vendía la moto” de lo maravillosamente que se estaba haciendo todo. Ahora ya no es posible navegar por encima del bien y del mal, causando estragos entre los afiliados, pero con la etiqueta autoadjudicada de ser la solución a todos los males de nuestra sociedad. Suele decirse que el primer paso para iniciar la curación de muchas enfermedades es conocer su existencia. Ahora toda España sabe que existe una crisis en UPyD. Quienes entienden un partido político como su instrumento de promoción, personal o sectaria, pueden ver en esa publicidad una deslealtad cometida por enemigos. Quienes entendemos los partidos como cauces públicos para la vertebración política creemos que, de lo público y de lo político, públicas han de ser las cuentas. Conste también que la crisis no la ha provocado la afloración de la crítica, sino que ambas son consecuencias de la pésima y a pesar de ello prepotente gestión de la Dirección.Hace años que existe demanda social en España de un partido que sirva de cauce, que no de instrumento, a muchos ciudadanos disconformes con el bipartidismo imperfecto, los abusos nacionalistas y la escasa calidad con que se gobierna el Estado. Dicho de otra manera, echamos de menos una mezcla de libertad, progreso y honradez en la gestión de nuestra “Res Pública”. Primero vimos la esperanza de color naranja con Ciudadanos. Después se tornó magenta* con UPyD. Muchos nos ilusionamos y trabajamos por ello. Ahora está llegando el momento de ver si esta última organización va a estar a la altura de lo que se necesita.Al margen y en contra de lo que podrían entender los sectarios, entendiendo como sectario lo que dice el diccionario de la RAE en sus dos acepciones: “1. Que profesa y sigue una secta y 2. Secuaz, fanático e intransigente, de un partido o de una idea”, lo importante del partido no es que triunfe por encima de todo, sino que persiga aquella finalidad para la que se concibió y que tanto dicha finalidad como la forma de perseguirla sea legítima. Por eso, visto que su dirección puede estar torcida, es imprescindible solicitar del partido que se enderece, incluso provocarlo. Si ello no fuese posible, para muchos entre quienes me encuentro esta organización habría dejado de tener legitimidad y coherencia, y ya no sería la nuestra. En resumen, en política la lealtad verdadera lo es ante la propia conciencia y ante los ciudadanos a los que se intenta representar y servir.La conciencia crítica entre los afiliados por fin existe. Las disconformidades, que antes y aún desgraciadamente ahora se tornan muchas veces en abandonos, ya cristalizan en posiciones colectivas. Se ha pasado de la oscuridad a la luz, de tal forma que podemos saber hacia dónde vamos y decidir si se hace o no. De forma pareja a cómo el siglo de las luces terminó con el absolutismo**, o de cómo la imprenta fue clave en el éxito de las herejías de Lutero***, la información y la comunicación han venido para quedarse. Este proceso, del que hemos asistido ya al inicio, tendrá un punto de inflexión. Si el “aparato” intenta legitimar su línea, camuflando o incluso disfrazando como pueda un congreso previamente capado, UPyD estará perdido y muchos perderemos el interés y el cariño por él. Sin embargo, aún puede realizarse un verdadero Congreso Constituyente plenamente democrático. Para ello, entre otras cosas, habría que revocar el actual reglamento Congresual, dejar sin efecto los ceses, las designaciones y los expedientes arbitrarios, permitir el regreso de quienes se fueron hastiados y después de todo ello abrir un verdadero período de debate democrático, incluidas las elecciones internas, bajo el control de órganos independientes y garantistas, no de un aparato viciado y sumisamente sectario.Retomando la existencia de la demanda social antes mencionada y la gran cantidad de personas que se han involucrado en lo que primero fue el espíritu del Tivoli y luego el Manifiesto de UPyD, no procede dejar pasar el tiempo esperando un cambio que no llega por sí solo, ni tampoco malemplearlo en esfuerzos estériles. También sería una lástima dar por perdido ese tiempo y ese capital humano y político. Yo no pienso hacerlo y sugiero a quienes compartan esos ideales que tampoco lo hagan.Intentar reconducir UPyD, no de una forma ilusa sino coherente, es difícil pero necesario. Tanto si se consigue como si no, no será esfuerzo perdido. Hasta el momento, lo que está sucediendo era lo previsible con la información de que se disponía. No creo que los reaccionarios puedan decir lo mismo. Veremos lo que el futuro nos depara o, mejor dicho, trabajemos para un futuro mejor, lo que tal y como están las cosas no es pedir demasiado.(*) Recuerdo que dijo Rosa Díez, cuando la fundación de UPyD, que el magenta era un color puro y primario. En ese momento tuve el buen gusto de no contradecirla, ni pública ni privadamente. Sin embargo, los colores primarios son el rojo, el verde y el azul, que por síntesis aditiva, o sea sumando, permiten componer todos los visibles. El modelo de color se define así técnicamente como RGB, del inglés red, green, blue. El magenta es la suma del rojo y el azul y, junto con el amarillo y el cian, permite formar los demás colores por síntesis sustractiva, esto es restando de la luz blanca mediante tintes o filtros. En el caso de la imprenta suele añadirse el negro, no por necesidad teórica sino por la imperfección de los propios tintes, llamándose entonces el modelo CMYK. Supongo que el problema deriva de haber repetido lo que algún “colaborador cualificado” le diría sin realmente entenderlo. Ahora, tanto en lo organizativo como en lo jurídico, toca desenmascarar también a los colaboradores que pueden llevar este proyecto a la ruina.(**) Existía una Teoría del origen divino del poder (basada en el evangelio de San Juan Jn 19, 1 y recogida entre otros por el Papa León XIII, en su encíclica Diuturnum illud, sobre la autoridad política, junio 1881), según la cuál los gobernantes recibían la legitimidad para el ejercicio del poder directamente de Dios. Además del origen “divino directo”, para justificar la dulcificación de las monarquías supervivientes, se acuñó la teoría del origen del poder “divino indirecto”, por la que tanto el origen era el mismo (Dios) como el destinatario (el monarca o gobernante), pero en ese camino pasaba, sin detenerse claro está, por el pueblo. El régimen de Franco, por ejemplo, decía considerarlo así. Nada diferente de los actuales populismos, tanto a nivel de estados como de partidos.(***) Hay que reconocer lo acertado de Savater al traer a colación las herejías y considerarlas necesarias en política. Resultan llamativos los múltiples paralelismos, como por ejemplo entre la colocación de las 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg y la de los documentos de los “herejes” de estanoeslawebdeupyd. También las excomuniones (que no son otra cosa que expulsiones del seno de la Iglesia), los inquisidores (cabe recordar aquí la existencia de un personaje de escasa talla política pero así apodado por su conducta desde tiempo atrás), etc. Esperemos que no lleguen las hogueras y el cisma.
Javier Carroquino OñateAragón - Zaragoza

miércoles, 19 de agosto de 2009

¿CAIXA DE GALICIA?


LUIS VENTOSO,LA VOZ DE GALICIA 19 Agosto 2009

Las caixas gallegas tienen un índice de morosidad más sano que la media española. No es el único indicativo de su buen tono. De las 45 cajas que hay en España, Caixa Galicia es la sexta en el ránking de activos, con 45.412 millones de euros; y Caixanova, la duodécima, con 25.333 millones. Los técnicos consideran que una caja anda apurada cuando su índice de solvencia es del 4%. Nada de eso ocurre aquí, pues el de Caixa Galicia es del 7,9% y el de Caixanova del 7,01%.
Con todo, la revolución en marcha en el puzzle financiero podría obligar a juegos de alianzas o fusiones. Pero de ello no se puede inferir que las caixas gallegas necesiten una intervención urgente diseñada en la moqueta partidista. Una vez que parece pinchado el globo sonda que lanzó Caja Madrid sobre Galicia, no parece tener mucho sentido que Feijoo, a la vuelta de su veraneo, pretenda bajar de su retiro con las nuevas tablas de la ley para las caixas. Las soluciones, si se necesitan, tendrán que ser técnicas, no pueden quedar al albur de los intereses políticos, a veces sorprendentemente volubles. Recordemos, por ejemplo, que el pasado 15 de julio Rajoy vertía a las claras sus recetas sobre la fusión de las cajas y, en cambio, el 11 de agosto ya opinaba que los políticos no deben intervenir ahí: «Las cajas deben velar por sus intereses y por los de sus propios depositarios. Es un tema en el que cuanto menos intervenga la política mejor», zanjó hace unos días en Pontevedra. Su frase contrasta con el anuncio de su correligionario, el presidente de la Xunta, de que en octubre decidirá el futuro de las entidades gallegas. Esa incursión de la cuchara partidista en la marmita financiera puede desconcertar e irritar a los dos millones de depositarios de Caixa Galicia y los 1,2 millones de Caixanova, que son a la postre los auténticos y únicos dueños de esas entidades. Las fusiones y alianzas, si tocan, tienen que atender a criterios económicos puros, han de tener en cuenta la realidad actual de las dos entidades y no pueden concluir en un ninguneo -otro más- de las ciudades de A Coruña y Vigo.

jueves, 13 de agosto de 2009

3 DE DICIEMBRE DE 2006

A los españoles nos destrozaron la vida reyes, aristócratas, curas y generales. Bajo su dominio discurrimos dando bandazos, de miseria en miseria y de navajazo en navajazo, a causa de la incultura y la brutalidad que impusieron unos y otros. Para ellos sólo fuimos carne de cañón, rebaño listo para el matadero o el paredón según las necesidades de cada momento. Situación a la que en absoluto fuimos ajenos, pues aquí nunca hubo inocentes. Nuestros reyes, nuestros curas y nuestros generales eran de la misma madre que nos parió. Españoles, a fin de cuentas, con corona, sotana o espada. Y todos, incluso los peores, murieron en la cama. Cada pueblo merece la historia y los gobernantes que tiene. Ciertas cosas no han cambiado. Pasó el tiempo en que los reyes nos esquilmaban, los curas regían la vida familiar y social, y los generales nos hacían marcar el paso. Ahora vivimos en democracia. Pero sigue siendo el nuestro un esperpento fiel a las tradiciones. Contaminada de nosotros mismos, la democracia española es incompleta y sectaria. Ignora el respeto por el adversario; y la incultura, la ruindad insolidaria, la demagogia y la estupidez envenenan cuanto de noble hay en la vieja palabra. Seguimos siendo tan fieles a lo que somos, que a falta de reyes que nos desgobiernen, de curas que nos quemen o rijan nuestra vida, de generales que prohíban libros y nos fusilen al amanecer, hemos sabido dotarnos de una nueva casta que, acomodándola al tiempo en que vivimos, mantiene viva la vieja costumbre de chuparnos la sangre. Nos muerden los mismos perros infames, aunque con distintos nombres y collares. Si antes eran otros quienes fabricaban a su medida una España donde medrar y gobernar, hoy es la clase política la que ha ido organizándose el cortijo, transformándolo a su imagen y semejanza, según sus necesidades, sus ambiciones, sus bellacos pasteleos. Ésa es la nueva aristocracia española, encantada, además, de haberse conocido. No hay más que verlos con sus corbatas fosforito y su sonriente desvergüenza a mano derecha, con su inane gravedad de tontos solemnes a mano izquierda, con su ruin y bajuno descaro los nacionalistas, con su alelado vaivén mercenario los demás, siempre a ver cómo ponen la mano y lo que cae. Sin rubor y sin tasa. En España, la de político debe de ser una de las escasas profesiones para la que no hace falta tener el bachillerato. Se pone de manifiesto en el continuo rizar el rizo, legislatura tras legislatura, de la mala educación, la ausencia de maneras y el desconocimiento de los principios elementales de la gramática, la sintaxis, los ciudadanos y ciudadanas, el lenguaje sexista o no sexista, la memoria histórica, la economía, el derecho, la ciencia, la diplomacia. Y encima de cantamañas, chulos. Osan pedir cuentas a la Justicia, a la Real Academia Española o a la de la Historia, a cualquier institución sabia, respetable y necesaria, por no plegarse a sus oportunismos, enjuagues y demagogias. Vivimos en pleno disparate. Cualquier paleto mierdecilla, cualquier leguleyo marrullero, son capaces de llevárselo todo por delante por un voto o una legislatura. Saben que nadie pide cuentas. Se atreven a todo porque todo lo ignoran, y porque le han cogido el tranquillo a la impunidad en este país miserable, cobarde, que nada exige a sus políticos pues nada se exige a sí mismo. Nos han tomado perfectas las medidas, porque la incultura, la cobardía y la estupidez no están reñidas con la astucia. Hay imbéciles analfabetos con disposición natural a medrar y a sobrevivir, para quienes esta torpe y acomplejada España es el paraíso. Y así, tras la añada de políticos admirables que tanta esperanza nos dieron, ha tomado el relevo esta generación de trileros profesionales que no vivieron el franquismo, la clandestinidad ni la Transición, mediocres funcionarios de partido que tampoco han trabajado en su vida, ni tienen intención de hacerlo. Gente sin el menor vínculo con el mundo real que hay más allá de las siglas que los cobijan, autistas profesionales que sólo frecuentan a compadres y cómplices, nutriéndose de ellos y entre ellos. Salvo algunas escasas y dignísimas excepciones, la democracia española está infestada de una gentuza que en otros países o circunstancias jamás habría puesto sus sucias manos en el manejo de presupuestos o en la redacción de un estatuto. Pero ahí están ellos: oportunistas aupados por el negocio del pelotazo autonómico, poceros de la política. Los nuevos amos de España.

Arturo Pérez Reverte. Periodista, escritor y guionista


miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Monolingüismo?

Como siempre, totalmente de acuerdo con el articulo de Roberto Blanco valdes, como nos es habitual todas las semanas, con sus apreciaciones que publica en LaVoz de Galicia.
Estrategia nacionalista esta, que se analiza en la situación gallega, que como no puede ser de otro modo viene totalmente mimetizada de Cataluña y Pais Vasco, que nos preceden, y fuente de inspiración permanente del BNG.

Hablemos claro: ¿quién defiende aquí el monolingüismo?

Todo nuestro agrio debate lingüístico descansa sobre una falsedad monumental que los nacionalistas y sus varios asociados han conseguido colar como una evidencia indiscutible: que en Galicia se enfrentan dos grupos sociales y políticos -los defensores del castellano y los defensores del gallego- con similares pretensiones.


Según ese esquema maniqueo, las posiciones de los partidarios de la llamada normalización lingüística correrían paralelas a las de sus detractores. Ambos perseguirían en realidad fines idénticos, aunque de sentido opuesto: en el primer caso, la desaparición del castellano de Galicia (lo que es cierto); en el segundo, el extermino del gallego (lo que resulta manifiestamente contrario a la verdad).


Los impulsores de la normalización parten, como sabe todo el mundo y ellos no intentan disimular, de que en Galicia existe un idioma del país (el gallego) y otro extraño o extranjero (el castellano) que ha sido impuesto en detrimento del primero. Normalizar es, pues, revertir tal realidad, en todos los ámbitos posibles, de modo que el castellano vaya esfumándose de Galicia de un modo progresivo (y, a poder ser, acelerado) en beneficio del gallego.


Esa es la razón por la cual, una vez expulsado el castellano de nuestras esferas oficiales (de las instituciones autonómicas, universidades, ayuntamientos, diputaciones y RTVG), el objetivo es excluirlo también de la sociedad: las campañas públicas en favor de «vivir en galego», los intentos de asentar la inmersión en la enseñanza, la política en materia de topónimos o los llamamientos a galleguizar nombres y apellidos encuentran en ese contexto su verdadera coherencia.


¿Es similar el objetivo de los contrarios a la normalización? ¿Persiguen esos sectores acabar con el gallego? ¿Pretenden eliminarlo de la enseñanza o de nuestra vida social o institucional? ¿Defienden que el castellano debería ser la única lengua de Galicia? En absoluto.
Todo el mundo conoce la respuesta a esas preguntas, aunque algunos las manipulen para justificar su sectarismo lingüístico con un supuesto sectarismo de signo contrario que, en realidad, está muy lejos de existir. Y es que frente a los que llevan décadas defendiendo una Galicia monolingüe, que viva en gallego únicamente, somos mayoría los que creemos que la que existe en realidad -la Galicia bilingüe, en la que conviven armónicamente gallego y castellano- está orgullosa y feliz de hablar sus lenguas, pues las dos las considera como propias.


A la postre, la diferencia entre unos y otros puede resumirse fácilmente: los partidarios de la llamada normalización creen que el bilingüismo gallego es una patología; sus detractores estamos convencidos, por el contrario, de que es una riqueza.


sábado, 1 de agosto de 2009

Suma y ... sigue?



Con motivo de estos días de tristeza, agregamos dos artículos, uno de Carlos Herrera en ABC y otro de Roberto Blanco Valdes en La Voz de Galicia.
No cabe la menor duda que les sentó fatal de digerir la prohibición de presentarse a las autonómicas vascas, el pacto allí conseguido de momento..., y quieren volver a sentar al gobierno de nuevo en la mesa de negociación por narices.
Esperemos que no entre al trapo Rodriguez Z., con todo el jardín económico que le desestabiliza y augura un futuro mas que incierto, y probablemente un adelanto electoral, pero como querrá volver tener en él, una vez mas, los apoyos de todo quisque, incluidos los proetarras, cae en la tentación seguro...




CARLOS HERRERA

LA tarta de cumpleaños ha podido ser decorada con dos velas negras. Hubieran querido más, muchas más, pero la fortuna no les acompañó en su golpe fundamental: si se hubiera derribado la casa de Burgos, hoy serían tantas velas como años hace que el nacionalismo vasco vivió una escisión en su seno de la que nació el terrorismo de ETA, pero la mala puntería o la fortuna ajena hicieron imposible el sueño con el que hubieran hecho felices al montón de psicópatas que forma su estructura. Tal y como recordaba ayer en Tercera el profesor Rogelio Alonso, los miembros de la ETA argumentan algo semejante a lo que el IRA afirmó con motivo del intento de asesinato de Thatcher en 1984: «nosotros sólo hemos de tener suerte una vez, ellos siempre». En Calviá se produjo el golpe de fortuna y aún creo escuchar los vítores en algunas celdas de prisiones, aún oigo descorchar botellas de espumosos en las cavernas tabernarias, ya me imagino la cara de satisfacción de decenas de concejales de poblaciones norteñas, ya veo la boca salivada de jóvenes revolucionarios con pendiente y sudadera. Ya les veo celebrar el medio siglo con un festín de cadáveres alrededor de los cuales danzan con el cuerpo lleno de sangre. ¿Y, mientras tanto, nosotros qué? ¿Otra vez al llanto? ¿Otra vez a recogernos en casa compungidos y en silencio como viene siendo todos estos cincuenta años?

¿Quién tiene que tener miedo? ¿Los que somos más y mejores? El pueblo español ha mostrado sobradamente su capacidad de paciencia, pero también de temor; algunos sectores magramente poblados han mostrado, a su vez, no poca miseria y cobardía cuando dedicaron unos cuantos de estos cinco decenios a mirar hacia otro lado; otros utilizaron lenguaje melífluo, gomoso, pretendidamente confuso para justificar ideológicamente al asesino «aunque no se compartan las formas» -como si esto fuera un concurso de buena educación-; finalmente, unos cuantos apoyaron, desde el nacionalismo vasco y algún que otro reducto reaccionario de la península ibérica, la llamada lucha armada. En el frente de aquellos que han mantenido el mismo discurso durante este tiempo, con Franco vivo o con Franco muerto, de aquellos que han dado la cara contra esta colección de salvajes permanentemente alimentados por el discurso nacionalista, de aquellos que han escrito y firmado palabras claras, que no se han escabullido, que no han escurrido el bulto, que han estado en los funerales, que han colaborado con las víctimas, que han acusado al que puso la bomba y no al que la debía retirar, por lo visto, con mucha celeridad, que se han jugado el tipo ante los amigos de los asesinos, que no han querido capitular ante ningún tipo de chantajes, que no han admitido que un Estado democrático tenga que ceder en negociación alguna con un colectivo de criminales, que han tenido que aguantar que tantísimo estúpido español le llamara «facha» por sostener principios sólidos, que no han sucumbido, en suma, ante el relativismo perverso de nuestro tiempo, en ese frente, digo, no había tantos. Otro gallo hubiera cantado si desde los inicios de esta cincuentena siniestra se hubiese apostado de forma inequívoca por una lucha a todos los niveles. Con Franco y sin Franco, que ahora es muy fácil escudarse en que contra el dictador todo valía, o que había que entender algunas posturas. Pues no, no todo valía y no había que entenderlo todo, como por ejemplo la ETA.

Yo hoy también voy a brindar por estos cincuenta años. Sin velas negras. Con las velas blancas de los íntegros que no se han escondido en el armario de casa. Y voy a brindar por los que han arriesgado la vida o algún tipo de seguridad por mantener una postura digna e inequívoca. Por tantos valientes españoles que, desgraciadamente, no han sido mayoría. Vivan ellos, y con ellos que viva España.

http://www.carlosherrera.com/

Ante la barbarie solo cabe una respuesta: NO

Roberto Blanco Valdes


Decía Churchill que la democracia consiste en algo muy sencillo: «Que, cuando alguien llame de madrugada a la puerta de tu casa, sepas que es el lechero». Desde hace cincuenta años, docenas de miles de personas -sobre todo militares, guardias civiles, policías y políticos no nacionalistas- carecen en España de tal seguridad. Así lo comprobaron estremecidos, hace apenas unas horas, los vecinos de la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos, a quienes, no el lechero, sino los carniceros despertaron con el estruendo de más de 200 kilos de explosivos. La bomba, que ETA colocó en un lugar donde familias enteras dormían tan tranquilas, podía haber provocado una masacre, aunque sus efectos no fueron para quitarles importancia: 65 heridos y gravísimos destrozos materiales. Cuando no se habían apagado aún los ecos de los gritos de horror que ese atentado provocó, otro les costaba la vida a dos guardias civiles en Mallorca. Para quien pudiera tener alguna duda, los terroristas dejaban bien claro que no perseguían otra cosa que matar.

Ni una ni otra salvajada añaden nada nuevo, en todo caso, a lo que todos sabemos ya de ETA: que, al igual que los nazis, los etarras animalizan a sus víctimas -txakurras (perros) llaman los terroristas a los miembros de las fuerzas policiales- y tienen por la integridad física o la vida de sus «objetivos militares» la misma piedad que la que un ser brutal tendría por un animal que no pudiera defenderse. Pero ambos atentados, y más uno tras otro, ponen de relieve que ETA ha subido, de golpe, su apuesta en busca del auténtico «objetivo político» de todas sus acciones criminales: intentar forzar al Gobierno a que se siente de nuevo a negociar.

La lógica de los etarras es perversa, pero coherente con su paranoia terrorista: solo lograremos asustar al Gobierno ?-es decir, solo lograremos convencerlo de que debe negociar para poner fin a este conflicto-, aumentado la presión por medio de la frecuencia y la dureza de nuestros atentados.

Que esa lógica salvaje puede ser eficaz viene demostrado por el hecho de que muchos pretendidos especialistas en cuestiones antiterroristas llegaron a afirmar durante la última supuesta tregua que nunca podría acabarse con ETA sin negociar con ella.

Como aquella parecía ser una posición de principio y como cabe que los mismos que en su día aconsejaron mantener hasta el final la mascarada de la última tregua de ETA sigan aún influyendo en Zapatero, debería el Gobierno dejar claro después de cada atentado lo único que podría, antes o después, convencer a los etarras de que sus crímenes solo sirven para causar dolor y lágrimas: que, bajo ninguna circunstancia, se sentará a negociar con ellos el final del terrorismo.

http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2009/07/31/0003_7879929.htm