¡¡¡"Esto es la guerra..."!!!

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados. GROUCHO MARX

miércoles, 19 de mayo de 2010

Nos volvemos a repetir: EUROPA

Ya el año pasado con motivo de las elecciones del parlamento europeo, insistimos varias veces la relevancia de que nuestro destino esta totalmente, a buenas o malas, ya forjado pasando por el devenir del continente en todos sus avatares.
No podemos esperar ya la dilación que los políticos, y los intereses fraccionados de los antiguos estados están imponiendo. ante esta enorme crisis económica que se nos vino encima, solo puede afrontarse con rigor con la coordinación europea.
Es Bruselas, y es esencialmente Alemania la que esta sustituyendo la verdadera autoridad común, derivado de un gobierno central europeo ausente, la que esta exigiendo e imponiendo un orden ante este vacio político, para que todos los países se pongan en serio a resolver sus desaguisados económicos internos de cada cual, sin una política conjunta de administración de los recursos y de regulación fiscal.
¡ES IMPRESCINDIBLE YA PONERSE EN MARCHA, SIN PALIATIVOS, A LA ORGANIZACION DE UNA VERDADERA UNIÓN POLÍTICA EUROPEA (EE.UU de EUROPA)!, si queremos afrontar todos estos conflictos con fuerza y coherencia, y tener peso especifico a la altura de USA y CHINA.
En primavera del 2009, nos pronunciabamos:
"Necesitamos que Europa sea, porque es el único camino y salida para la supervivencia e impronta de este continente en el marco global, y a nivel egoísta español, también la exclusiva solución al desvario tribal al que nos dirigimos. Es imposible ser universalista e ir reivindicando exacerbada y obtusamente el terruño."
Manifiesto Ciudadanos de Europa.

Europa fue en sus orígenes un territorio, pero dejó de serlo cuando comenzó a identificarse con un ideal de conquista de la dignidad y la libertad para todo ser humano. Incluso en sus años más oscuros, aquellos en los que sus habitantes padecieron la barbarie del totalitarismo, fue ese ideal democrático, esa verdadera alma de Europa que había fructificado más allá de su viejo territorio, la que hizo posible la victoria frente al horror. Por eso estamos obligados a defender y a fortalecer Europa; no porque creamos en una nación europea, sino porque creemos en una nación humana de la que Europa constituye ya el germen.

Pero hoy Europa vive un momento crítico. Sus ciudadanos parecemos haber perdido la conciencia y la memoria del alto precio pagado por la conquista de las libertades que disfrutamos. Acomodados en los tópicos del relativismo y la deconstrucción, somos incapaces de reconocer el valor de las creaciones que nuestra cultura ha aportado al patrimonio común de la humanidad. Traicionamos así la deuda que nos liga a aquellos de nuestros antepasados que se dejaron la piel en esa tarea, como traicionamos también a los hombres y mujeres que en el resto del mundo combaten por esos mismos ideales.

Carentes del aliento de sus ciudadanos, las recién nacidas instituciones europeas se tambalean, a la vez que los gobernantes de los estados nacionales reintroducen gestos de un nacionalismo populista que creíamos ya inconcebible tras las brutales guerras inter-nacionales que asolaron el pasado siglo.

Y sobre todo, día a día crecen las amenazas externas e internas provenientes de los movimientos nacionalistas. Independientemente de los criterios sobre los que construyen sus proyectos identitarios - la raza, la religión, la lengua, la historia, la cultura…- , todos ellos llevan en su seno el germen de la intolerancia y el totalitarismo, pues comparten la idea de que la identidad colectiva debe primar sobre la libertad del individuo, y por eso todos ellos suponen, en mayor o menor grado, reaccionarios retrocesos tribales contra el ideal de una única nación de hombres libres.

Si añadimos a todo ello la llegada masiva a nuestro suelo de emigrantes procedentes de todos los rincones del mundo, no será difícil percibir la situación explosiva a la que, a medio plazo, parecemos abocados. Sólo una Europa fuerte y unida puede ser capaz de integrarlos en su seno transmitiéndoles los valores que ha forjado y haciendo de ellos nuevos ciudadanos europeos. Pero es un espejismo suicida creer que podrán llegar a convertirse en “británicos”, “italianos” o “españoles”, y aún menos en “escoceses”, “piamonteses” o “catalanes”. Por eso, el retorno de los nacionalismos, la epidemia de afirmaciones identitarias y tribales que asola de nuevo Europa, sólo puede conducir al fracaso de la integración de esos emigrantes que, a medio plazo, se verán a su vez empujados a construir nuevas comunidades identitarias condenadas a un proceso letal de afirmación y confrontación.

Es fácil comprender que este nuevo apogeo de los nacionalismos es uno de los efectos del ya imparable proceso de mundialización económica que vive la humanidad. Pero es necesario añadir: es a la vez el más reaccionario y el más peligroso. No hay mejor prueba de ello que el hecho de que amplios sectores de esa izquierda europea que siempre hizo suyo el ideal internacionalista hayan renunciado inconfesadamente a él a la vez que abrazan su negación absoluta: la defensa de las identidades nacionales.

Los españoles nos hemos implicado en este nuevo proceso histórico tanto como el resto de los europeos. Pero las peculiaridades de la situación política que vivimos en los últimos tiempos -producto de años de oportunista renuncia por parte de los partidos políticos democráticos a combatir ideológicamente el nacionalismo-, amenazan con darnos un inesperado protagonismo. Tras haber sido los primeros y casi los únicos en votar la Constitución Europea, corremos el peligro de ser también los primeros en iniciar un proceso de desintegración tribal que terminaría por hacer imposible el proyecto de la unidad europea.

Y sin embargo, la mayor parte de nuestros políticos, incapaces de percibir otra realidad que la de sus cálculos de poder al más breve plazo, se comportan con la irresponsabilidad de quienes imaginan a Europa como una entidad inalterable que estaría siempre ahí para actuar como colchón amortiguador de sus conductas irresponsables. Olvidando que a la proclamación de la nación sigue la de la soberanía, a ésta la de la autodeterminación y que finalmente, aunque sólo sea por el deseo de los líderes nacionalistas de seguir detentando el poder, la independencia. Pues bien, si eso sucede en Cataluña o en el País Vasco, ¿qué garantiza que la pasión tribal no prosiga en Escocia, en Bélgica o en el norte de Italia? La pretendida “Europa de los pueblos” que vocean los nacionalistas será entonces la mascarada de un proceso de destrucción de la verdadera Europa que ha comenzado ya a nacer: la Europa de los ciudadanos.

Ante tan oscuro panorama los ciudadanos europeos no podemos seguir por más tiempo callados, so pena de acabar sometidos a quienes defienden sus proyectos totalitarios con una pasión que los demócratas parecemos haber perdido. Por eso, los que suscribimos este manifiesto afirmamos:

1.- Que frente a la proliferación de las tendencias disgregadoras, tribales y reaccionarias características de los nacionalismos, nos comprometemos a luchar por la defensa y el fortalecimiento de la Europa de las libertades, es decir, de la Europa de los ciudadanos libres.
2.- Que frente a la reclamación de derechos históricos de las comunidades que buscan sembrar la desigualdad y la disgregación entre los ciudadanos de Europa, reivindicamos los derechos humanos, que no son otros que los derechos históricamente conquistados por los hombres en su lucha contra la barbarie tribal.
3.- Que las naciones y los estados son realidades históricas, como cualquier otra obra humana, y en ningún caso entidades eternas e inalterables. Por eso, no imaginamos un destino más noble para una nación que el de renunciar a su ser diferenciado para alumbrar una realidad política mucho mayor, más plural, más igualitaria y, en definitiva, más humana.
4.- Que esa Europa en la que creemos hará de su rica diversidad cultural un patrimonio común, y en ningún caso la coartada de reclamaciones excluyentes y segregadoras.
5.- Que no reconocerá otra soberanía que la que emane del conjunto de los ciudadanos europeos.
6.- Que, por eso, rechazará toda reclamación de autodeterminación, pues en una comunidad democrática el ejercicio de la autodeterminación es una práctica insolidaria, sin otro fin que la afirmación e intensificación de privilegios y de desigualdades.
7.- Que avanzará decididamente hacia la renuncia a toda frontera interior, pues ha aprendido a golpe de masacres que las fronteras llaman a las guerras.
8.- Que sólo una Europa como esa -unida, libre y plural, cosmopolita, desterritorializada y destribalizada- será capaz de integrar a los emigrantes que hacia ella acuden, pues será la única que podrán vivir como un proyecto ilusionante del que también ellos deseen formar parte.
9.- Que la Europa que defendemos es sólo una etapa provisional en la creación de esa nación que deseamos: una nación universal, plural y cosmopolita de ciudadanos libres que desconocerá toda frontera entre los hombres.
10.- Que porque defendemos esa patria universal de los hombres libres y porque, en el camino hacia ella, defendemos una Europa de los ciudadanos, igualmente y con la misma provisionalidad defendemos España como una realidad democrática, plural e integradora indiscutiblemente superior a lo que surgiría de su disgregación en comunidades identitarias y monocordes.
Por todo ello llamamos a todos nuestros conciudadanos a asumir, apoyar y difundir este manifiesto, convencidos como estamos de que en el siglo XXI los españoles, al igual que el resto de los habitantes de este continente, seremos europeos o no seremos.

Puede firmar el manifiesto en la web de Ciudadanos de Europa
http://www.lorem-ipsum.es/articulos/?p=37

domingo, 16 de mayo de 2010

Nos repetimos: FUNCION PUBLICA



NOS LIMITAMOS A REINCIDIR EN LO DE LA SEMANA PASADA, DADO QUE YA LLEGO LO QUE SE VATICINABA:

Por supuesto, que entre las importantes cosas, posiblemente una de las más principales, que tiene que cambiar urgentemente, y sin paliativos en este país, pendiente desde la reinstauración democrática (con mucha mayor relevancia que la de la industrialización, y en ella la siderurgia, hecha en su día), sea la Administración. Está totalmente anquilosada, desde estructuras decimonónicas, desmadrada en todos sus aspectos, y necesitada a gritos de una rabiosa actualización:


Sobra dimensión y multiplicación de funciones, hoy ya en grado sumo, con la superposición de Estado, Autonomía, Diputaciones, Municipios (en gran medida minifundistas), y demás sociedades y entes adláteres a ellas. No es soportable su enorme gasto y despilfarro.


Con toda probabilidad incluso deberá reducirse en efectivos, ya que su modernización, profesionalización y racionalización, hagan imprescindible, como en la empresa privada, la disminución de equipo humano. No puede ser un refugio subvencionado de ineficacia y de gerontología (por lo que se nos viene encima, con lo de la prolongación de vida laboral). Es en definitiva otra especie de tipo de PER, al estilo andaluz y extremeño, por cierto otro cáncer del déficit público, propio de país tercermundista (mismamente de los de rango populista-revolucionario, cubano, venezolano, boliviano…).


También es cierto que es bastante, en un porcentaje aceptable, antro de bajo rendimiento y absentismo destacado.


Y más de otras cosas, ya de sobra conocidas y debatidas generalizadamente. Por ahí, por todo ello, es por donde debe venir el real, muy elevado e importante ahorro.

domingo, 2 de mayo de 2010

Tambien es verdad.

Por supuesto, que entre las importantes cosas, posiblemente una de las mas principales, que tiene que cambiar urgentemente, y sin paliativos en este pais, pendiente desde la reinstauración democratica (con mucha mayor relevancia que la de la industrialización, y en ella la siderurgia), sea la Administración. Esta totalmente anquilosada, desde estructuras decimonónicas, desmadrada en todos sus aspectos, y necesitada a gritos de una rabiosa actualización:
  • Sobra dimensión y multiplicación de funciones, hoy ya en grado sumo, con la superposición de Estado, Autonomía, Diputaciones, Municipios (en gran medida minifundistas), y demas sociedades y entes adlateres a ellas. No es soportable su enorme gasto y despilfarro.
  • Con toda probabilidad incluso debera reducirse en efectivos, ya que su modernización, profesionalización y racionalización, hagan imprescindible, como en la empresa privada, la disminución de equipo humano. No puede ser un refugio subvencionado de ineficacia y de gerontología (por lo que se nos viene encima, con lo de la prolongación de vida laboral).
  • También es cierto que es bastante, en un porcentaje aceptable, antro de bajo rendimiento y absentismo destacado.
  • Y mas de otras cosas, ya de sobra conocidas y debatidas generalizadamente.
  • Por ahí, por todo ello, es por donde debe venir el real, muy elevado e importante ahorro.

Pero también es totalmente cierto lo que nos escribe en su artículo Marina Mayoral, en La Voz de Galicia del pasado día 27.

Funcionarios

Frente a los insistentes rumores de una congelación salarial de los funcionarios, que algunos ven no sólo conveniente sino justa, hay que hacer algunas puntualizaciones. La primera es obvia, pero con frecuencia se olvida: los letrados del Consejo de Estado, los magistrados, notarios, registradores, catedráticos de universidad... son sólo una minoría, la punta de una gran pirámide social formada por gentes que o son “mileuristas” o juntando dos salarios y haciendo economías consiguen con dificultad sacara adelante una familia.

La segunda es que estos privilegiados que consiguieron una seguridad la base de esfuerzo y sacrificios (oposiciones incluidas) son aquellos [pringaos] de los años de las vacas gordas en los que las carreteras si llenaron de BMW y los abrigos de visión dejaron de ser un signo de identidad de la burguesía acomodada. Los mismos que vieron despreciado su trabajo, modestamente pagado, por chicos que sólo soñaban con dejar los libros para integrarse en la sociedad del ladrillo, el cochazo, la villa y las vacaciones en el Caribe.

Los funcionarios fueron uno de los pocos colectivos que no si benefició del negocio de la construcción, bien al contrario. Todo se encareció y perdieron poder adquisitivo. En aquellos años conseguir que un carpintero, un pintor, un fontanero, un electricista, un simple peatón de albañil fuese a una casa para una pequeña obra era algo que si pagaba a precio de oro y que además había que agradecer como un favor.

Ni provocaron la crisis ni sacaron provecho de la situación que llevó a ella. Que no digan que es justo congelarnos el sueldo, ¡contra!.

Pedimos disculpas si hay alguna errata en la traducción del original, en gallego. Para leerlo, clicar en :

http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2010/04/27/0003_8445237.htm

sábado, 1 de mayo de 2010

Otra opinión caso Garzón



La Voz de Galicia de 27.04.2010.

La atracción del abismo
Con las cosas de comer no se juega, dijo siempre la sabiduría popular. Con las cuestiones de la convivencia, tampoco. Lo digo al ver cómo evoluciona la defensa de Garzón. Empezó siendo una iniciativa de algún grupo que encontraba rentable para el magistrado decir que lo perseguían por meter su bisturí en el franquismo. Se demostró equivocada el día que Jiménez Villarejo arremetió contra el Tribunal Supremo. Comenzó a ser preocupante cuando se inició una campaña contra la transición y ese elemento de concordia que ha sido la Ley de Amnistía. Alcanzó su cénit de inquietud este sábado, con las manifestaciones presididas por banderas republicanas. Y obligó a decir que ya está bien este domingo, cuando la tensión creada se incorporó al debate político. En toda esta sucesión de hechos hemos visto de todo, menos un argumento jurídico para defender al juez.
Ahora, el panorama es el siguiente: se discute una transición ejemplar; se discute la legitimidad de los pasos dados en busca de la reconciliación; se avanza en el zarandeo institucional; se coincide con la tentación de deslegitimar la Constitución porque no cabe en ella el Estatuto de Cataluña? Y lo dicho: se abre debate político con un Artur Mas que dice que no podemos estar atados a una transición de hace treinta años; con un Manuel Chaves que acusa al Supremo de causar alarma en sectores de la sociedad; con una Dolores de Cospedal que asegura que el Gobierno pone en peligro la democracia; y con un José Blanco que le responde que el PP jalea a la Falange.
Es la atracción del abismo. Como tenemos una clase política que va a remolque de los movimientos sociales, ahí la tienen. Ya solo falta el detalle que asomó el domingo: que los partidos monten su estrategia electoral sobre este clima y aprovechen la riada para pescar en ella algunos votos. El PP, para echar un poco más de irresponsabilidad a las espaldas del Gobierno. Piensan que, haciendo al Gobierno culpable, ellos emergen como el partido garante del orden y propietario del sentido común. Y el PSOE, porque la teoría dice que estas divisiones sociales aglutinan y calientan a su electorado. No hay nada mejor que agitar el espantajo del franquismo o la vuelta de la Falange disfrazada de gaviota del PP para que los simpatizantes del PSOE se unan contra el enemigo común.

Aunque se niegue, aunque parezca increíble, en esos juegos andan, señores. Es triste escribirlo, pero tenemos que retroceder casi un siglo para recordar a nuestra clase política adónde conduce este frentismo y este paseo de ataúdes. Y habrá que mirar treinta años atrás para recordarles lo que tuvimos que hacer para que no se repitiera la historia. Pero algunos parece que la quieren repetir.