Escribe Anselmo Deston
4 Septiembre de 2008
Hace algunas noches me desperté de un mal sueño. "Unos pro-hombres del franquismo, que han cuidado su imagen para no aparecer en la primera fila de forofos y por tanto no están demasiado contagiados de ser pilares del régimen, se reúnen una fría tarde de otoño en Madrid. El general está a punto de morir y es cosa de ir preparando el terreno para los tiempos que vienen; se trata de no perder ni dinero ni influencia cuando llegue la previsible democracia. Se dividen los papeles y los trabajos: tú montas un periódico y ofrece apoyo mediático a la todavía débil izquierda democrática (así comerán en tu mano), tú te ocupas de la derecha para neutralizar cualquier deriva radical, tú te ocupas del mundo empresarial, tú de los jueces, tú de fomentar los nacionalismos para generar tensión cuando nos interese pero que entren también por el aro y llenen nuestros bolsillos, tú buscas apoyo en el mundo internacional… Se trata de volver a los tiempos de Cánovas, que para esta gente son los únicos que pueden funcionar en España: da igual quien gane las elecciones, lo importante es que los bolsillos de algunos pocos no sufran y que sigan mandando los de siempre…". Me desperté y me alegré de que hubiera sido sólo un sueño, claro que cuando me puse a desayunar y abrí los periódicos algunas noticias (delitos de hombres poderosos curiosamente prescritos, casos de corrupción demasiado evidentes cuidadosamente tapados, tráficos de influencias enmascarados, familias de líderes regionales con cuentas corrientes abultadas, comisiones a cambio de favores…), me hicieron dudar: ¿y si sigo soñando?
Sueños o pesadillas a parte, lo cierto es que a pesar del "éxito" de la transición y de que España vaya a celebrar dentro de poco los treinta años de la Constitución probablemente mejor que hemos tenido en nuestra historia, siguen existiendo algunas-demasiadas sombras que nos hacen dudar sobre si estamos ante una democracia real y moderna o si por el contrario, la libertad, treinta y tres años después de la muerte del dictador, sigue en peligro en España. Veamos cuáles son algunas de esas sombras:
1- Parece que la sociedad se confirma con un concepto "rácano" de la libertad, que se queda en lo que es libertad económica (plena para los del "clan", matizada para el resto) y nada más (todo es endosable). Las personas que nos han relatado sus testimonios, nos muestran peligrosamente cómo situaciones que creíamos definitivamente enterradas, digamos que "asoman" de nuevo: consolidación de grupos de interés, maniobras bancarias anti-intrusos incómodos, etc...
2-El poder omnímodo e ilimitado que emana del nuevo modelo administrativo del cual nos hemos dotado como son las Comunidades Autónomas (en realidad nuevos poderes "centralizadores" en su ámbito que sirven de coartada y dan alas a un nuevo-viejo caciquismo local), ha llevado a situaciones no deseables mediante lo que se conoce como "hechos consumados". El subproducto más nefasto de ello, y también lo más peligroso, es la transmutación de ciertos preceptos constitucionales: así, algunos derechos (por ejemplo, conocer y hablar la lengua co-oficial de cada Comunidad autónoma, así como poder utilizarla en cualquier acto o negocio jurídico, tanto público o privado) se convierten ahora en deberes y obligaciones inexcusables, mientras algunos deberes constitucionales (conocer y hablar la lengua común del Estado) se convierte en una digamos "matizada expectativa de derecho" condicionada eso sí a que no entren en contradicción con el nuevo deber territorialmente impuesto.
3.-La cuestión idiomática y la fidelidad al credo nacionalista lo invaden todo convirtiendo en fiel vasallo a cualquier individuo que quiera ejercer una actividad con éxito o tener acceso a servicios públicos. Todo ejercicio de un derecho se somete a cumplir con los nuevos derechos transmutados en deberes: educación, sanidad, cultura (si escribes o cantas en tal idioma te subvenciono, si no te hago la vida imposible), libertad económica, etc. Mientras que el nacionalismo vende una nueva identidad a las nuevas generaciones en realidad lo que pretende es someterlas a nuevo tipo de vasallaje ideológico condenando a todo crítico a la hoguera de la exclusión social.
4- La desigual batalla que mantienen los ciudadanos con toda suerte de poderes públicos, es más desigual que nunca. A la desigualdad habitual se une la desigualdad territorial, ahora los territorios son los nuevos sujetos de derechos y los que lo dominan todo, creando nuevos enfrentamientos inter-territorios que no existían y generando una "sudoku" financiero del que paga el pato los más débiles.
5.-Mientras ciertas elites económicas y políticas se libran de la cárcel o consiguen burlar la justicia, quien se atreve a denunciar al pasteleo o pone en cuestión los fallos del sistema sufre una tenaz persecución para la que cualquier medio vale.
6.- Los ciudadanos, formales depositarios de la soberanía, son manipulados de forma grosera gracias a la quiebra del sistema educativo que bajo el pretexto de modernizarlo ha acabado a través de una sucesión infinita de reformas legislativas, a cada cual más ingenua o absurda, con cualquier atisbo de formar seres cultos y con criterio propio.
7.- Los partidos políticos se han convertido en grandes empresas públicas traficantes de favores, donde el mérito y la capacidad es un invitado incómodo siendo sustituido por la fidelidad al amo de turno.
8.- Si bien cualquiera puede presentarse a unas elecciones y la formación de nuevos partidos está abierta a cualquier grupo que respete la Constitución, en la práctica sin apoyo de los bancos y los grandes medios de comunicación (que deben los favores correspondientes a los partidos que copan puestos públicos) no hay nada que hacer.
En fin podríamos seguir, pero baste este elenco para hacer pensar. No es mucho lo que un nuevo partido como UPYD puede hacer, pero ya ha hecho bastante al romper la cuadratura del círculo, que no decaiga y que no ceda a las presiones de acabar siendo como los otros… Tras terminar de escribir estas líneas decidí echarme la siesta y volvieron los sueños: "el clan de aprendices de brujos, bajo la excusa de mantener la estabilidad o salvar las numerosas naciones que al parecer componen España desde hace siglos, siguen en realidad buscando ansiosamente cómo llenar sus bolsillos y saciar su ego a costa de la ingenuidad de una masa convenientemente adormecida…"
Sueños o pesadillas a parte, lo cierto es que a pesar del "éxito" de la transición y de que España vaya a celebrar dentro de poco los treinta años de la Constitución probablemente mejor que hemos tenido en nuestra historia, siguen existiendo algunas-demasiadas sombras que nos hacen dudar sobre si estamos ante una democracia real y moderna o si por el contrario, la libertad, treinta y tres años después de la muerte del dictador, sigue en peligro en España. Veamos cuáles son algunas de esas sombras:
1- Parece que la sociedad se confirma con un concepto "rácano" de la libertad, que se queda en lo que es libertad económica (plena para los del "clan", matizada para el resto) y nada más (todo es endosable). Las personas que nos han relatado sus testimonios, nos muestran peligrosamente cómo situaciones que creíamos definitivamente enterradas, digamos que "asoman" de nuevo: consolidación de grupos de interés, maniobras bancarias anti-intrusos incómodos, etc...
2-El poder omnímodo e ilimitado que emana del nuevo modelo administrativo del cual nos hemos dotado como son las Comunidades Autónomas (en realidad nuevos poderes "centralizadores" en su ámbito que sirven de coartada y dan alas a un nuevo-viejo caciquismo local), ha llevado a situaciones no deseables mediante lo que se conoce como "hechos consumados". El subproducto más nefasto de ello, y también lo más peligroso, es la transmutación de ciertos preceptos constitucionales: así, algunos derechos (por ejemplo, conocer y hablar la lengua co-oficial de cada Comunidad autónoma, así como poder utilizarla en cualquier acto o negocio jurídico, tanto público o privado) se convierten ahora en deberes y obligaciones inexcusables, mientras algunos deberes constitucionales (conocer y hablar la lengua común del Estado) se convierte en una digamos "matizada expectativa de derecho" condicionada eso sí a que no entren en contradicción con el nuevo deber territorialmente impuesto.
3.-La cuestión idiomática y la fidelidad al credo nacionalista lo invaden todo convirtiendo en fiel vasallo a cualquier individuo que quiera ejercer una actividad con éxito o tener acceso a servicios públicos. Todo ejercicio de un derecho se somete a cumplir con los nuevos derechos transmutados en deberes: educación, sanidad, cultura (si escribes o cantas en tal idioma te subvenciono, si no te hago la vida imposible), libertad económica, etc. Mientras que el nacionalismo vende una nueva identidad a las nuevas generaciones en realidad lo que pretende es someterlas a nuevo tipo de vasallaje ideológico condenando a todo crítico a la hoguera de la exclusión social.
4- La desigual batalla que mantienen los ciudadanos con toda suerte de poderes públicos, es más desigual que nunca. A la desigualdad habitual se une la desigualdad territorial, ahora los territorios son los nuevos sujetos de derechos y los que lo dominan todo, creando nuevos enfrentamientos inter-territorios que no existían y generando una "sudoku" financiero del que paga el pato los más débiles.
5.-Mientras ciertas elites económicas y políticas se libran de la cárcel o consiguen burlar la justicia, quien se atreve a denunciar al pasteleo o pone en cuestión los fallos del sistema sufre una tenaz persecución para la que cualquier medio vale.
6.- Los ciudadanos, formales depositarios de la soberanía, son manipulados de forma grosera gracias a la quiebra del sistema educativo que bajo el pretexto de modernizarlo ha acabado a través de una sucesión infinita de reformas legislativas, a cada cual más ingenua o absurda, con cualquier atisbo de formar seres cultos y con criterio propio.
7.- Los partidos políticos se han convertido en grandes empresas públicas traficantes de favores, donde el mérito y la capacidad es un invitado incómodo siendo sustituido por la fidelidad al amo de turno.
8.- Si bien cualquiera puede presentarse a unas elecciones y la formación de nuevos partidos está abierta a cualquier grupo que respete la Constitución, en la práctica sin apoyo de los bancos y los grandes medios de comunicación (que deben los favores correspondientes a los partidos que copan puestos públicos) no hay nada que hacer.
En fin podríamos seguir, pero baste este elenco para hacer pensar. No es mucho lo que un nuevo partido como UPYD puede hacer, pero ya ha hecho bastante al romper la cuadratura del círculo, que no decaiga y que no ceda a las presiones de acabar siendo como los otros… Tras terminar de escribir estas líneas decidí echarme la siesta y volvieron los sueños: "el clan de aprendices de brujos, bajo la excusa de mantener la estabilidad o salvar las numerosas naciones que al parecer componen España desde hace siglos, siguen en realidad buscando ansiosamente cómo llenar sus bolsillos y saciar su ego a costa de la ingenuidad de una masa convenientemente adormecida…"
2 comentarios:
"Si quiere hacer de la regeneración democrática su bandera, no puede permitir lo que está sucediendo"
La UPyD de Rosa Díez, ¿falta de democracia interna?
ELPLURAL.COM
“Somos un grupo de afiliados de Unión Progreso y Democracia que estamos asistiendo atónitos a una serie de irregularidades flagrantes que se están cometiendo en el partido desde su creación, todas ellas con un denominador común: la imposición desde arriba y la falta de democracia interna”. Así se dirige la facción disconforme del partido de Rosa Díez al resto de militantes de la formación. La situación no deja de ser paradójica: falta de democracia interna en el grupo que aspira a reformar la democracia nacional. Según fuentes que se han puesto en contacto con El Plural, una serie de afiliados de Madrid está enviando a los demás una carta denunciando las irregularidades en el partido.
Noticias relacionadasIntelectuales vinculados a UPyD y Ciutadans firman un manifiesto en defensa del castellano Dimite en pleno el comité electoral de UPy D en Barcelona Militantes de UPyD denuncian “sectarismo, despotismo, doble lenguaje e intriga” en el partido La carta, fechada el 7 de julio, ha sido remitida por Manel Guevara. En ella se denuncia “la actual falta de transparencia y de democracia interna en UPyD”, algo “que está creando problemas de diversa naturaleza (…) siempre bajo un denominador común: la falta de participación de las bases de UPyD en la toma de decisiones”. “La deficiente organización del partido en varias áreas está provocando dimisiones tanto en comités locales como en coordinadoras territoriales”, así como en el Consejo Político.
Ausencia de congresos
Los afiliados insatisfechos también apuntan que “muchos comités provinciales están inactivos y las coordinadoras apenas se reúnen debido a una manifiesta falta de interés por parte de la dirección”. Acto seguido, en la misiva se procede a hacer una serie de críticas, la primera de las cuales está centrada en la negativa de la dirección a celebrar un congreso fundacional o congresos nacionales como cualquier partido normal –los militantes dicen ver estos cónclaves de otras formaciones con envidia-.
“Irregularidades flagrantes”
Asimismo, denuncian “irregularidades flagrantes” en los órganos del partido, principalmente en dos: en el Consejo de Dirección y en el Consejo Político. En el primero, se alude a una situación en concreto, es decir, el cese telefónico de los miembros tras las elecciones, un acto que se hizo sin consultar a nadie. En la misma línea, los militantes se quejan de que el Consejo de Dirección apruebe renovarse a sí mismo sin contar con el resto de los órganos, desembocando en una “situación kafkiana, además de a todas luces antiestatutaria”.
Dificultad de renovación
El Consejo Político, por su parte, sólo puede ser renovado por la Asamblea General, y para su regeneración, al igual que para la del aparato directivo, sólo caben dos salidas: celebrar un congreso con este fin, o esperar hasta 2009, cuando está previsto en Congreso fundacional. Este último punto –“la negativa a la celebración de un Congreso Fundacional”-, “, ha provocado que en la mayor parte de las coordinadoras autonómicas de la formación existan problemas y tensiones de muy diversa naturaleza, impidiendo la consolidación del partido en todo el territorio nacional”.
“La necesidad de democratizar UPyD”
Quizás este es el apartado más contundente del documento promovido por los descontentos. En él se manifiesta “que algunas maniobras no son propias de un partido que se dice regenerador de la democracia española, sobre todo si el partido incumple sus propios estatutos. Entendemos que la renovación de ideas y personas es imposible en UPyD si su funcioanmiento interno no es democrático”. Seguidamente, se acusa a la formación de impedir que “los militantes voten libremente” a los miembros directivos y ejecutivos.
¿Medidas represoras?
“La ausencia de elección democrática por parte de los afiliados del partido provoca que las personas que ahora ocupan responsabilidades en el partido se limiten a seguir el guión marcado por quien los ha colocado y son incapaces por lo tanto de defender un discurso propio”. En la formación, además, “se aplican medidas contra los no alineados con el discurso de la dirección, se margina a los librepensadores, se impide la introducción de nuevas ideas que ayuden con mayores bríos a la evolución del partido”.
No se respeta la Constitución
Antes de concluir la carta, los militantes advierten de que UPyD no respeta el artículo 6 de la Constitución, donde se especifica que la estructura interna y funcionaminento de los partidos “deberán ser democráticos”. En la misma línea, se acusa a la formación de interponer “trabas estatutarias” a la participación de los afiliados, de no especificar la necesidad de “conseguir compromisarios como avales” –un punto base en la democracia interna de los partidos-, y de actuar “de forma endogámica”, huyendo “de la renovación interna, evitando preguntar directamente cuál es la voluntad de los militantes dacerca de las ideas y los proyectos”. Suponemos que en la directiva están más preocupados con sus propias cruzadas. Defender el castellano conlleva muchos esfuerzos...
¿ No es un poco triste que un partido capaz de aglutinar demócratas de verdad se los está cargando a todos ?
¿ De verdad se piensan que rodeados de incapaces llegarán muy lejos ?
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