Con la absoluta verdad que la esperanza de vida se prolonga, aprovechan y nos quieren convencer de que es imprescindible atrasar el fin de la edad laboral, por falta de recursos. ¡Que gran falacia!, cuando se observa que la casi mitad de jóvenes (supera el 40 %) no encuentran un hueco para comenzar su actividad productiva.¡Estamos locos!, mejor, nos llevan a la locura... queramos o no!!!
¿Que hace una persona que supere los 65, en un trabajo, cuando por abajo los de 25, 30 o 35, etc..., años no saben como integrarse laboralmente?. Mientras este esa base de la pirámide totalmente de brazos cruzados forzosos ni un solo jubilado debería prolongar su fecha de jubilación. Es por pura lógica e higiene mental.
La falta de recursos para el mantenimiento de la gente mayor deben proceder de los que están esperando su integración en el mercado de trabajo, y no a la inversa, que los prejubilados o "prolongados" mantengan a hijos y/o nietos.
Esta es realmente la gran mentira, no esta por arriba el gran ahorro con el atraso de la edad de jubilación, esta en el mantenimiento de la gente joven a cargo de sus familias.
Y otras cuestiones:
¿Es generalizable que todo "quisque" esta en condiciones de laborar mas allá de los 65?. ¿Que deterioro tiene cada uno, y que tipo de trabajo en cada caso?. ¿Que rendimiento con relación a los que inician, y esto no es también un coste?.
Con certeza que a esta medida la empresa privada va a escapar en todo lo posible, organizandose para conseguir que con temporalidad sus trabajadores no superen los 60. Conclusión, mayoritariamente el envejecimiento en los puestos se producirá inexorable y lamentablemente de forma destacada en el funcionariado, conllevando, aún si cabe, una mayor disfunción en las administraciones públicas.
Repetimos, una vez mas, ¡LAMENTABLE!.
crisis
La recesión devuelve a miles de gallegos a la casa de sus padres.
Galicia era, hasta el inicio de la recesión económica, una de las comunidades donde más tarde se producía la emancipación de los jóvenes. Según los datos de entonces, dos tercios de los gallegos de entre 18 y 34 años vivían aún con sus padres. El desmoronamiento económico y el desatado crecimiento del paro han disparado un fenómeno que ya gozaba de excelente salud.
Las principales razones que mantenían a una legión de jóvenes atrincherados en el hogar paterno, lejos de atemperarse, se han recrudecido: singularmente el desempleo, mientras que el precio de la vivienda, al menos en Galicia, apenas se ha moderado. ¿Resultado? Muchos de los que habían iniciado una aventura lejos del hogar donde crecieron la han visto frenada en seco y no les ha quedado más remedio que regresar.
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