¡¡¡"Esto es la guerra..."!!!

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados. GROUCHO MARX

martes, 30 de junio de 2009

Nos la quieren dar con queso...


Es escandaloso y una tomadura mas de pelo (y van... ni se sabe) el manoseo que se andan con el tema "jubilata", y amenazando con él, día si y el otro también.
Es otra burda falacia que nos embuten a la fuerza, como patos para engordar hígado para foi-gras, mientras por el otro lado nos introducen la dosis correspondiente de incremento de impuestos.
Aunque es cierto rotundamente que se ha incrementado la esperanza de vida y el gasto por persona hasta el final de sus días se ha prolongado, no podemos creernos, o al menos aceptar, la propuesta de traslado de la edad de jubilación mas allá, mientras se mantengan los altos índices de paro, cebado además en las capas de gente joven que inicia infructuosamente sus esfuerzos por abrir brecha en el campo laboral.
Una vez alcanzado el pleno empleo meta innegociable, se podra aseverar, sin poder rechistar, que la aportación al completo de la masa trabajadora no consigue sostener a sus ancianos, y entonces podríamos empezar a hablar. Pero la gran estafa esta en que los mayores, jubilados o "prolongados", mantienen de forma anormal a su juventud, forzada a la inactividad.
Ahí es donde esta la real engañifa, y si en eso estriba el gran ahorro, el que los padres y abuelos mantengan a hijos y nietos, ayudandoles a sobrevivir hasta los 30 o mas, como se ve mucho mas tiempo desde los 18 años, que los 5 que ahora pretenden prolongar la vida activa.
Esto además será (esta siendo ya) aun mas sangrante cuando, por mucho empeño que se ponga, las empresas privadas se escaqueen a tope, cuidándose muy bien de tener a sus trabajadores a raya y liquidandolos de la forma que sea, cuanto antes.
¿O se ven frecuentemente, en el Corte Ingles, Banca, Hipermercados, etc, etc,..., muchas personas que superen los 60 años?. ¿O no esta claro, que con la remuneración habitual que percibe un empleado de mas de 50 años, se pueden contratar 2 o 3 de menos de 20 o 25 años, muchos de ellos con mejor preparación que sus predecesores?.
Serán los funcionarios los únicos que podrían soportar esta nueva carga, con un deterioro mas que evidente, si es todavía posible..., de la función pública?.
¡¡¡Todo un panorama y un gran chollo...!!!, ...y grandes dosis de antidepresivos que esperemos reparta la Seguridad Social gratis...
Mejor todavía si suprimen la jubilación
Señoras y señores, agárrense que esto se pone feo. Los sabios de Funcas (Fundación de las Cajas de Ahorros) plantean algo parecido a un ultimátum: o retrasamos la edad de jubilación a los 70 años, o tendremos problemas para cobrar la pensión. Este sí que es un tema de debate público, y no el cese o la dimisión del señor Bárcenas. Y no hace falta ser sabio, ni siquiera economista, para llegar a esa conclusión: si cada día hay más pensionistas, cuanto más se retrase la edad de serlo, menos personas habrá para cobrar, y menos dinero se gastará en pensiones. Digo más: si la jubilación obligatoria fuese a los 75 años, mejoraría la salud financiera del sistema. Otra cosa es la justicia del invento: cuanto más se retrase el cobro de la pensión, más se nos niega el derecho a disfrutar de lo cotizado.

Estas soluciones economicistas provocan dos sensaciones. Una, bastante inútil, de nostalgia. Tanto progreso, tanto progreso, y cada día nos recortan calidad de vida. Tanto avance social pregonado por los poderes públicos, y cada día nos convierten más en objetos contables de un sistema que hace aguas. Y tanto bienestar cacareado, y cada día estamos más inseguros sobre el presente; eso sí: mirando a un futuro incierto. Nos consolamos con la comodidad momentánea (quien la conserve); con la prosperidad provisional (quien resista), pero estamos sentados en un balcón de incertidumbres.

La otra sensación es de incredulidad. Desde un despacho se dictamina fácilmente cuál es la mejor edad de retiro. Se echan unas cuentas, y ya está: sale la edad idónea. Si hace falta un argumento de apoyo, los estudiosos también lo encuentran: los viejos de hoy están hechos unos chavales en comparación con sus padres, y no digamos con sus abuelos. Y el resto lo pone la estadística: como aumentó la esperanza de vida, no hay por qué cobrar tan pronto la jubilación. Papá Estado nos necesita como sanos contribuyentes, no como clases pasivas, que, como su nombre indica, consumen sin producir.

Los sabios de Funcas conocen, pero no exponen, la auténtica realidad de los trabajadores mayores. No exponen que el mayor es echado a la calle, a la jubilación anticipada, con toda facilidad, para contratar en su lugar a jóvenes de empleo precario. Y que se aprueban cientos de expedientes de regulación de empleo que no sitúan la edad de los despidos colectivos en los 65 años, sino en muchos casos en los 50. Y que no tener empleo a los 45 años es tener todos los papeles para ser un parado vitalicio. Y que la mayor esperanza de vida también cuenta para esos parados, si el hambre les permite vivir. ¿Qué hacemos con toda esa gente cuando retrasen la jubilación? ¿Los tenemos veinte años en los comedores de Cáritas?
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