¡¡¡"Esto es la guerra..."!!!

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados. GROUCHO MARX

sábado, 31 de octubre de 2009

Gloria Lago Presidenta de Galicia Bilingüe

Visitando el Blog de Gallegos Hispano-Hablantes:
http://blogs.periodistadigital.com/galhispanos.php

Este artículo de Gloria Lago toca dos de los temas clave que entremezclan y manipulan los identitarios: la identidad y la pertenencia. Ellos confunden el sentido de pertenencia con la identidad y, a partir de ahí, tratan de hacer pasar sus dogmas identitarios por evidencias científicas. Si se permiten y dan como buenos semejantes atentados contra la lógica y la evidencia científica, el futuro de una Galicia libre y próspera está seriamente comprometido.

Tenemos un plan

No es solo la educación, aunque es lo que más te mueve porque afecta a quienes más quieres. Al principio no había reproches; percibías algo romántico en su actitud. «Quieren conservar una lengua». Después el romanticismo se convierte en obligatorio robándote espacios de libertad. Y no se reconocen tus derechos en la educación de tus hijos, y la fábrica de hablantes comienza a distribuir argumentos absurdos que pretenden equiparar la elección de la herramienta de estudio de los niños con elegir si cursan o no matemáticas. Y te preguntas cómo medirán la igual competencia quienes pretenden convencerte de que se aprende igual una lengua en la calle que en la clase de filosofía. Otros, con simpleza, dicen «es que la otra lengua no está en peligro». Y algún atrevido les responde «ya lo sé, por eso quiero que estudie en ella, como además es la de casa... y ahora la de casa la mezcla con la otra lengua y tarda más en aprender». «Eso lo arreglamos empezando desde la guardería. Su hijo es un niño de transición», contestan.

Y se redacta una ley que permitirá que se multe por no rotular en la lengua a conservar; y en las verbenas ya no se podrá cantar todo en spanglish porque va en contra de la normalización. Y te lees el Estatuto y no encuentras párrafo alguno que ampare algo así, y te lees la ley, y crees haber retrocedido cien años: está en vigor un texto que dice que la mitad de la población tiene un déficit de identidad. Y buscas, y por fin encuentras, la justificación de todo eso en un plan. En él está todo. Ves la inmersión en la educación, las multas, las subvenciones condicionadas y las verbenas. Y ves lo que está por venir: la normalización en la medicina, en el tiempo libre de los jóvenes, en la religión, en el periodismo, y planes para los inmigrantes que chocan con tu concepto de decencia.

Y compruebas que se rebelan contra él sus impulsores cuando son otros quienes lo ponen en práctica, y te preguntas por qué redactarán textos si no los quieren cumplir. Son los mismos que han ratificado una Carta Europea que reconoce el derecho que tú también reclamas para que los niños puedan estudiar en la lengua a conservar si así lo desean sus padres; que les permite elegir. Y mientras todo eso pasa, descubres que el romántico se convierte en enemigo feroz porque te has atrevido a decir en voz alta lo que te dicta el sentido común, y descubres el engranaje de dinero y poder que rodea a esa fiebre por alcanzar la normalidad.

Pero en el propio plan encuentras la clave, está en los llamados «puntos débiles». Es un lamento, una queja: «Os galegos non perciben que a lingua sexa un factor radical de identidade». Entón comprobas que paga a pena facer o esforzo, porque os teus concidadáns perciben que a pertenza a unha comunidade política no vén determinada por razóns relixiosas, raciais ou lingüísticas, senón polo cumprimento duns requisitos obxectivos. E cando se nos consulta aos pais evidéncianse diferentes sensibilidades que poden cohabitar. Entón recuperas o pracer de falar a lingua a conservar porque intúes que con cidadáns así, máis cedo ou máis tarde, cumprirá a función pola que as persoas creamos as linguas: para que sexan vehículos de comunicación e expresión de sentimentos. Sen ideoloxías, sen bandeiras.


http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2009/10/30/0003_8072176.htm

Viernes 30 de octubre de 2009

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