Carta a María (San Gil, por si alguien lo duda)

Querida María:

Te escribo esta carta para darte ánimos y para comentarte que estamos un poco confusos (utilizo el plural, pero no con intención mayestática, lo utilizo porque somos más de uno, me consta).Y es que estas últimas noticias que te han puesto a ti como protagonista y detonante, se hacen bastante complicadas de entender.
Verás: lo que nos cuentan no es que hayas decidido no firmar una ponencia política por diferencias fundamentales, lo que nos cuentan a todas horas es que has dado una espantada, que tú agudizas la crisis del P.P. con esta decisión, que esto es una prueba más de la crisis del partido, etc. Leamos lo que leamos y observemos lo que observemos, nos llegan los ecos de una explosión, de un caos, de un Apocalipsis. María, no lo entiendo. Yo creí que tú habías decidido no firmar ese documento porque no estabas de acuerdo con algún punto que a tu parecer era fundamental, pero no creí que tu decisión era la llave de las puertas del averno. Porque si alguien extrapola esta decisión a un marco más amplio en el que se incluye a la totalidad de un partido y su próxima constitución, pues allá él o ella. Que ya tiene narices que por ser coherente con unos planteamientos defendidos desde el origen, seas tú la causa del aumento de la crisis. Si se agudiza pues que lo solucionen porque algún otro problema debe de haber ¿O es que por el bien del partido y su buen nombre vais a tener que callar todos y seguir a la manada porque es lo que se lleva, lo que hacen los demás y no les va tan mal?
Hace ya casi un año, otra vasca con valor y coherencia, hizo algo incluso más drástico que tú, se fue de su partido. Y las razones fueron muy similares creo, diferencias fundamentales con éste. Y esta mujer tuvo, y sigue teniendo que oír, de todo cuando se habla de aquella decisión. Y hoy vuelve a estar en el Parlamento, defendiendo aquello por lo que se tuvo que ir del Partido Socialista y hoy está apoyada ya por más de 300.000 personas.
Por eso te escribo María, para que sepas que aún quedamos ingenuos que pensamos que todos, incluidos los políticos de cualquier signo, tenemos la dignidad y honestidad suficientes como para no decir que sí a todo lo que nos ofrecen, aun si a cambio se nos tienta con beneficios inmediatos. Y estos ingenuos estamos muy orgullosos de serlo y de ver que quedan más de nuestra especie recorriendo España y trabajando por ella.
Sé muy feliz María, que el haber dicho basta, haber defendido lo que pensabas una vez más y sus consecuencias catastrofistas de las que te acusan algunos, las valore cada uno como más le plazca.

Yolanda