¡¡¡"Esto es la guerra..."!!!

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados. GROUCHO MARX

sábado, 24 de enero de 2009

ROSA DIEZ HOY

SE TRATA DE LA LIBERTAD.
Tanto en Galicia como en el País Vasco: se trata de la Libertad. Dirán ustedes que la situación de los ciudadanos en ambas Comunidades es bien diferente; no seré yo quien lo niegue. Pero hagamos el ejercicio de acercarnos a lo que está ocurriendo en Galicia en los últimos años.
Ningún observador libre, ajeno al dogmatismo partidario, podrá negar que los ciudadanos de Galicia son hoy menos libres que hace cuatro años. Los políticos gallegos que gobiernan la Comunidad Autónoma han dedicado todos sus esfuerzos a inventarse un problema con el que dividir a la ciudadanía y con el que marcar su propio territorio de poder: el idioma. En Galicia nunca (en democracia, naturalmente) existió un problema con el idioma. La gente entendía ambos (el común y el gallego) y se expresaba en cualquiera de ellos con toda libertad. Con la misma libertad decidía la lengua en la que quería educar a sus hijos y la lengua en la que quería entenderse con la Administración. Desde que se aprobó la Constitución del 78, los ciudadanos gallegos no se sintieron perseguidos por ser galleguistas o por querer hablar en ese idioma en público o en privado. Nadie se vio privado de su derecho a elegir.
Pero llegaron al gobierno unos señores que tenían el nueve por ciento de los votos y que querían marcar territorio. Llegaron con la intención de desarrollar su programa electoral en el que reivindicaban "un pueblo, una nación, una lengua". Y con su nueve por ciento doblegaron (ciertamente sin apenas resistencia) a un partido socialista que tenía tanta apetencia de poder que renunció a sus principios. "Yo presido, tú mandas", podría ser el lema de estos cuatro años de coalición entre el Partido Socialista y el Bloque Nacionalista Gallego. Y según llegaron, empezaron a inventarse la historia; y a crear problemas a la gente. Algo muy similar a lo que hizo Sabino Arana en el País Vasco hace más de cien años: fabular la historia de un pueblo perseguido, una identidad doblegada y una raza única y singular. Falsear la historia, inventarse una nueva, hacer un relato alternativo a la realidad. Y utilizar la lengua para marcar territorio.
Hoy los gallegos son menos libres que tan sólo hace cuatro años. Hoy en Galicia los padres no pueden elegir la lengua en la que educar a sus hijos, si esa lengua es la común, la lengua castellana, el español. Hoy los ciudadanos gallegos son menospreciados si se dirigen a la administración en la lengua común, en la que es la del estado, en la que es la de todos los ciudadanos españoles. Hoy los ciudadanos gallegos, educados en el gueto lingüístico, tiene muchas menos oportunidades para buscar trabajo fuera de su propia comunidad, para moverse libremente por todo el territorio nacional. A los que gobiernan no les preocupa que su política educativa y lingüística este empobreciendo el futuro de sus jóvenes al privarles de un instrumento de competitividad como es la lengua que hablan más de cuatrocientos cincuenta millones de ciudadanos en todos el mundo. Porque, no nos engañemos: esa será la consecuencia de esta política de inmersión en el gueto lingüístico que es, pura y llanamente, el chiringuito nacionalista. Un gueto, una política, que se pone en marcha para marcar territorio; para que se sepa cual es la lengua del que manda.
Pero los ciudadanos gallegos no son menos libres sólo por este sometimiento del Partido Socialista al Bloque Nacionalista en esta materia. Los ciudadanos gallegos son menos libres y sufren cuotas crecientes de desigualdad porque los que marcan territorio en Galicia apoyan en las Cortes Generales una política económica que destruye empleo a marchas forzadas y que ha provocado que actualmente haya en España más de 800.000 hogares en los que no trabaja ni uno sólo de sus miembros (189.00 nuevos en un sólo trimestre). Los ciudadanos gallegos han de saber que gracias al juego de "hoy por ti, mañana por mi", culpables y cómplices de esta situación se apoyan mutuamente en ambos parlamentos, el nacional y el gallego. Para que el Bloque imponga su política de segregación lingüística, de negación de la libertad, de discriminación contra los ciudadanos que quieren ejercer su libertad, el PSOE le pide que apoye una política económica que está llevando al país a la ruina y que ha expulsado del sistema laboral a 3.207.900 ciudadanos en toda España, 129.000 de los cuales son gallegos ,32.500 nuevos en el último año. Y el Bloque, lo apoya.
Para que el Bloque siga imponiendo su política de "normalización lingüística" (es verdad que la ley la impulsó el PP en tiempos de Fraga y que Feijoó no muestra ningún interés en derogarla si llegaran a volver a gobernar) el PSOE le pide al Bloque que les ayude a impedir que Zapatero comparezca ante el Congreso a rendir cuentas sobre su política en esta materia. Y, con la que está cayendo, el Bloque le apoya. Les importa más marcar territorio , que se sepa quien manda en Galicia, que defender los derechos de los ciudadanos.
Ambos dos, los culpables y los cómplices: (El PSOE+BNG. el BNG+PSOE), alternativamente, han desarrollado unas políticas que nos arrebatan cada día cuotas de libertad. Ambos dos juntos ponen por encima de los derechos de los ciudadanos sus intereses partidistas. Ambos dos han desarrollado juntos políticas que han mermado la capacidad de los ciudadanos gallegos para competir, para ser más libres, para aspirar a una mayor calidad de vida, para ser tratados con equidad, para no ser discriminados, para poder elegir.
Y al otro lado, en el lado de la oposición (es un decir) está el otro gran partido, el Partido Popular. Grande por el número de escaños; grande por el número de ciudadanos que le apoyan. Pero pequeño por su nula ambición de país. Un partido que tanto en Galicia como en el conjunto de España está a la espera de que le toque la alternancia. Un partido que ha renunciado a ser alternativa, a ganar para hacer otra política. Un partido que sólo espera su turno. Un partido que pasteleó el reparto la tarta de la justicia, y a eso le llamó el gran pacto por la justicia. Un partido que no despeja si gobernará en Galicia con el Bloque, que ya le ha recordado, por cierto, que ellos se limitan a desarrollar la política que aprobó el PP cuando tenía mayoría absoluta. Un partido que, asemejándose cada vez más a lo peor del zapaterismo, dice una cosa diferente en cada sitio de España. Un partido que no tiene alternativa en materia económica (pactó con el PSOE los decretos de ayuda financiera y ya ven cómo está el tema: los bancos usan los recursos para sanar sus cuentas y no para dar créditos a las familias y a las empresas); que no sabe qué hacer con la financiación de las Comunidades Autónomas (Rajoy ha dicho que el PP tendrá una posición pero que respetará lo que decidan cada uno de sus barones territoriales, lo cual no deja de ser todo un hallazgo). Un partido perplejo y desnortado. Un partido que en el colmo del despropósito, de la irresponsabilidad y de la mediocridad ha decidido hacer oposición a Unión Progreso y Democracia.
Pues esto es lo que hay. Por eso les digo que se trata de la libertad. Libertad para elegir. Libertad para no resignarse a votar lo que ya les ha defraudado. Libertad para mandar a casa a unos políticos tan obsesionados con el poder que no les ha temblado el pulso a la hora de inventarse problemas para intentar enfrentar a los ciudadanos; libertad para hablar sin miedo a que se marginen a los niños en el colegio por lo que piensan o defienden sus padres. Libertad para construir una sociedad normal, no normalizada.
Para eso, para defender la libertad, para romper tabúes, para que se nos escuche, para que haya otras voces que proclamen que se puede hacer otra política y que se puede hacer política de otra manera, estaremos hoy en Santiago presentando a nuestros candidatos al Parlamento Gallego. Para darles a los ciudadanos la oportunidad de elegir, para recabar su confianza. Para decirles a todos los ciudadanos gallegos que aquí, en este partido nuevo, en Unión Progreso y Democracia está la alternativa.

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